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2020: "Annus horribilis" para el sector 

El mundo poscovid deja la puerta abierta a una reinvención del turismo que hace apenas unos meses era imposible de imaginar.

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¿Cómo podía un sector frenético, que genera millones de puestos de trabajo en todo el mundo, parar de golpe y darse tiempo para repensar la manera de abordar su actividad mediante nuevos y más atractivos enfoques para sus consumidores? 

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Desde hace algunos años, en un mundo sin virus letales, en aquellos lugares que habían decidido explotar el turismo en el peor sentido del término empezaron a sufrir problemas comunes a lo largo y ancho del globo: presión urbanística, aumento en el precio de los alquileres, especulación, precariedad laboral en el sector, expulsión de los residentes o daños en el patrimonio histórico, a grandes rasgos. 

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El turismo fue uno de los primeros sectores económicos afectados por el coronavirus

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Sin embargo, el virus frenó en seco cualquier atisbo de turismo, que comienza ahora a recuperarse muy lentamente gracias al mimo de los gobiernos estatales y el impulso de entidades supranacionales, conscientes de que sin esta actividad, la recuperación económica tras la pandemia es sencillamente imposible.

 

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El sector tiene ahora una oportunidad inédita para decidir su horizonte en este siglo y repensar cómo serán los próximos años de la actividad económica por antonomasia, que de momento empieza a caminar hacia uno de los valores entendidos ya como imprescindibles en cualquier actividad económica del siglo XXI: la sostenibilidad medioambiental. 

El ejemplo más letal, quizás, el de la ciudad italiana de Venecia, donde el turismo abocó a prácticamente dos terceras partes de su población, a razón de 1.000 venecianos por año, a marcharse a las afueras o a otras regiones.

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¿Pero, y ahora?

¿Cómo se desenvolverá el sector turístico tras los daños del virus?

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Operadores e incluso viajeros coinciden en que la sostenibilidad es el valor más en alza, aunque muchos de ellos apuntan que se trata de una cuestión que no solo deben abordar y plantear los destinos, sino los propios viajeros, a los que se les debería arrojar algo de responsabilidad en la deriva que ha sufrido el turismo en los últimos 30 años. 

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¿Quiere decir esto que estamos ante el fin de las pulseras del todo incluido? Quizá progresivamente, aunque todo apunta que cambiar los hábitos de un sector en el que la innovación ha sido escasa en las últimas décadas puede llevar algo de tiempo. 

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Los expertos coinciden en que el cambio radical que necesita el turismo empieza por concienciar a todos los agentes implicados en este sector de que están ante una oportunidad única para construir un modelo sostenible que también es rentable, el principal motivo de apalancamiento de muchos empresarios ante nuevos enfoques.

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Por ello, inmersos en esta actividad cambiante, te acercamos varias propuestas de turismo alternativo que buscan una nueva forma de relacionar al usuario y al sector, con experiencias individualizadas, lejos del sol y la playa y totalmente respetuosas con la emergencia climática.

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